Antes que nada, ¿Qué entendemos por autoexigencia? Normalmente nos referimos como autogoexiencia a la característica que presenta una persona cuando se exige demasiado a sí misma y busca aportar siempre  el máximo rendimiento sin importar si sobrepasa sus propios límites o capacidades. Esto puede darse en cualquier ámbito de sus vida, ya sea el laboral o personal.  A simple vista, dar lo mejor de nosotros mismos no tendría por qué ser algo negativo, pero cuando lo llevamos al límite puede ser muy perjudicial para nuestra salud física y mental.

Aunque existen personas con una mayor tendencia a ser autoexigentes, la sociedad también refuerza esta cualidad de forma desmedida, ya que somos empujados a estar constantemente bajo presión, esforzándonos al máximo para ser productivos y convirtiéndolo todo en una competencia no solo con los demás, sino también con nosotros mismos. Todo esto genera muchas veces unas expectativas poco realistas, por lo que cuando no las conseguimos solo nos trae frustración y la sensación de que no somos suficiente.

Autocrítica, la otra cara de la autoexigencia

La autocrítica es una parte importante de la autoexigencia. Al igual que exigirse a uno mismo en cierta medida no es malo, tampoco lo es el tener sentido crítico hacia nosotros mismos y nuestros actos. Esto nos hace crecer, evolucionar, superar obstáculos  y convertirnos en mejores personas. 

Sin embargo, como te comentaba anteriormente estos son rasgos con doble filo y debemos estar atentos a cómo nos tratamos a nosotros mismos. Cuando esas ganas de superarse y ser mejores personas se convierten en machaque y desprecio constante, es cuando tenemos un problema. Te aconsejo que cuando tengas un momento, pienses en cómo te tratas y cómo te hablas a ti mismo.

La autoexigencia en personas con dolor crónico

Querido amigo/a con dolor, es muy importante que grabes en tu mente que la autoexigencia es tu peor enemigo y no favorece para nada tu recuperación. Vivimos en una sociedad frenética que hace oídos sordos al hecho de que no todos tenemos las mismas capacidades. Y sobre todo, que nuestras capacidades no nos hacen mejores ni peores, no deberían definirnos. No hace falta que hagas como que estás bien, ni hacer más de lo que tu nivel de energía te permite, tampoco sentirte culpable por ponerte a ti y tu salud como prioridad. 

Es normal sentir miedo ante las expectativas de los demás, el papel que juegas en la sociedad, ante las posibles críticas por considerarte un perezoso, no pasar tiempo con tu familia y amigos, o que vean que te “rindes” ante el dolor. Tampoco es fácil lidiar con las necesidades y responsabilidades del día a día. Ser buen progenitor, amigo, hijo o simplemente poder tener una carrera profesional y trabajo estable.

Existen muchos estudios que indican que las personas con fibromialgia y endometriosis son personas que tienden a exigirse demasiado y con un alto nivel de performance. En el caso de la endometriosis, se le conoce como “la enfermedad de las ejecutivas”, porque se ha visto que muchas de estas personas se encuentran en entornos con mucho estrés y una gran carga de responsabilidad.

A lo que respecta a la fibromialgia, vemos que muchos de los afectados tienen rasgos comunes: la exigencia, ser perfeccionistas, tenerlo todo bajo control o la necesidad de abarcar muchas cosas al mismo tiempo. Estas son características, que ya de por sí producen baja autoestima, ansiedad, estrés, frustración e insatisfacción.

Por lo que, esto se agrava cuando parte de esta autoexigencia viene delimitada por el dolor y todos nuestros síntomas, sintiendo que no tenemos las mismas capacidades que los demás. Imagina cargar con el peso enorme de estar enfermo y con dolor constante, para además sentirte culpable por ello. Parece un sin sentido, pero es la realidad de muchos.

¿Cómo nos afecta la autoexigencia a las personas con dolor crónico?

Las personas con dolor crónico nos preocupamos mucho por cumplir siempre las expectativas de los demás y sentir su validación, cuando lo cierto es que muchas veces esas expectativas las hemos creado nosotros mismos y nos las hemos impuesto sin ninguna razón. También nos obsesionamos con nuestras capacidades, ya que nos esforzamos en hacer todo lo que hacen los demás y de la misma manera, cuando lo cierto es que esto es imposible, sobre todo si queremos cuidar nuestra salud. 

Basamos nuestro valor en la “productividad” y esta en realidad no define quienes somos. Como paciente de fibromialgia siempre estoy exigiéndome poder hacer todo lo que hacía antes de enfermar o castigándome cuando mis capacidades no son las mismas. Si antes escribía un artículo en dos horas, ahora tardo 2 días;  si antes podía hacer muchas actividades del tirón, ahora debo ser selectiva y hacer solo una o ninguna por mínima que sea, para poder pasar el resto del día descansando. 

Aquí es cuando entran sentimientos como la culpabilidad o la insatisfacción por no ser “suficiente”, pensando que mientras yo estoy tirada en la cama viendo una serie, realmente tendría que estar haciendo otras mil cosas, para sentirme “bien” conmigo misma y de nuevo, «productiva».

Todo esto genera una gran impotencia y rabia, ya que lo nuestro no es falta de ganas. Nos esforzamos mucho en dejarlo claro y en demostrar a los demás que podemos con todo.

Nos hacemos los fuertes y nos ponemos una máscara, que nos hace seguir adelante. Pero es importante tener en cuenta que aunque esta autoexigencia nos da energía para seguir con nuestro día a día pese al dolor, el agotamiento, la fatiga y un sin fin de síntomas relacionados a esta condición; esta también nos hace sobresforzarnos, algo que empeora nuestro estado físico.

Todo este estrés y sentimientos negativos, también son perjudiciales para nosotros, por lo que generan más dolor y fatiga, siendo un círculo que no termina nunca

Estar siempre al límite de nuestras capacidades y forzando nuestro cuerpo y mente nos hace vivir con cansancio, apatía y tener la sensación continua de “no poder más” y que todo nos supere. Es por esto que me gustaría ofrecerte algunos consejos para que dejes de exigirte tanto a ti mismo de una forma sana y adecuada a tus capacidades.

Soluciones a tu autoexigencia:

1.- Crea expectativas realistas para ti y reconócete estos triunfos. 

2.- No te culpes ni te juzgues si no consigues lo que te propones. Se comprensivo contigo mismo, desde la amabilidad mira donde puede haber estado el problema, y vuelve a internarlo cuando te sientas preparado. 

3.- Asegúrate de dar lo mejor de ti según las circunstancias y capacidades, eso debe ser suficiente.

4.- No te compares, ni idealices a los demás. Tú eres único y especial, no necesitas ser perfecto, no necesitas llevar la misma vida que los demás ni hacer lo mismo.

5.- Evita necesitar el reconocimiento y validación de los demás. Enfócate en seguir tus propios principios. No le vas a gustar a todo el mundo, tampoco vas a tener la aprobación de mucha gente, solo debe importante la tuya propia.

6.- Acepta las limitaciones de tu cuerpo, aprende a quererlo y mimarlo. Se consciente de tus limitaciones, y acepta que por ahora son las que son y no te culpes ni castigues por ello.

7. – Intenta dentro de lo posible, frenar la rumiación (darle muchas vueltas a las cosas), solo así podrás tolerar mejor la frustración.

8. Cuida mucho tu diálogo contigo mismo, háblate desde el cariño y el respeto. 

9. No te sientas culpable por descansar.

El esfuerzo es una virtud maravillosa, pero cuando tenemos que lidiar con dolor crónico, siempre debe ser con sentido común. Si ves que te has pasado, date permiso para ese día no hacer nada y que todo lo que no sea de urgencia inmediata, quede sin hacer. Date permiso para descansar cuerpo y mente. Intenta encontrar tu nivel de actividad idóneo para que tu energía se dosifique y no te quedes sin pilas.

10. Valora tus logros por muy pequeños que te parezcan, porque para lo que otra persona es una tarea mundana, para ti supone un gran esfuerzo y mereces estar orgulloso por lograrlo.

11. Identifica tus propios límites y respétalos.

Es humano reconocer que somos seres limitados y que a veces no alcanzamos las metas que nos propusimos por nuestras capacidades, habilidades, conocimientos o condición física.

12. Reconocer que solo no puedes.

Empieza pidiendo ayuda cuando sientas que estás cansado cuidando de no ponerte exigente con quien tienes a tu lado. Pedir ayuda no siempre implica recibirla, pero ensayar pidiéndola es todo un arte.

El autoestima es el amor  a uno mismo, por el hecho de ser. Es el valor que te das a ti mismo .Tú ya eres maravilloso por el hecho de existir y debes mirarte al espejo y reconocer que mereces respeto y que eres increíblemente valioso. Te invito a que sigas autoevaluándote y creciendo, para conocer que cosas te gustan de ti y qué otras e gustaría cambiar, pero siempre de una forma sana.

Si necesitas ayuda personalizada y más consejos para poder trabajar tu autoexigencia y lidiar con el dolor crónico no dudes en ponerte en contacto conmigo y en seguirme en Facebook y Youtube para darte tips de cómo hacerlo.

Comparte este artículo:
Abrir chat